¡SI NO COMENTAN LAS NOTAS, HAY TABLA!

Un trozo de noche en la azotea...

Se estremece con el viento como la última hoja de un árbol que se muere. Dejo que oiga mis pasos. Se queda rígida un instante.

- ¿Quieres un cigarrillo?
- Claro. Gracias. ¿Te aburren tanto como a mí?
- No he venido a divertirme. He venido por ti. Llevo días observándote. Eres muy deseable. No es tu rostro, ni tu físico, ni tu voz. Son tus ojos, las cosas que veo en tus ojos.
- ¿Y que ves en mis ojos?
- Una serenidad salvaje. No quieres huir, afrontarás lo que tienes que afrontar, pero no quieres hacerlo sola.
- No. No quiero hacerlo yo sola.

El viento se eleva electrizante. Ella es dulce y cálida, casi etérea. Su perfume es una dulce promesa que hace aparecer lágrimas en mis ojos. Le digo que no se preocupe, que la salvaré de todo cuando la asuste, y que la llevaré muy lejos; le digo que la quiero... El silenciador hace del disparo un susurro, y la abrazo fuerte hasta que se desvanece. Ya nunca sabré de que huía...

No hay comentarios: